Carlos Roa Viana: Para Mónica Montañés es fácil ubicar la génesis de su vocación: “Desde muy chiquita estoy contando cuentos. Soy hija única y vivía inventando para no aburrirme. Tuve un viaje de hermanos imaginarios. Ya de adolescente comencé a escribir. Quería ser médico; pero al llenar a planilla del CNU me quedé en blanco”. En un curso de orientación psicológica le dijeron que su carrera ideal era… ¡ingeniería! “Mi papá es ingeniero y yo no quería ser eso. La segunda opción, muy lejana, tenía que ver con letras. Pero tampoco quería ser profesora de nadie. Solamente me quedaba comunicación social. Entré y me fascinó”.
Paralelamente estudió actuación con Ada Nocetti y Ricardo Lombardi, fotografía, dramaturgia, todo ese mundo que la encantaba y le llamaba la atención. Se graduó en mención audiovisual pero empezó a ejercer en impreso. Siempre tuvo la certeza de querer cubrir cultura, ya que su mamá es artista plástica. Sin embargo, todavía no aparecía la ruta de la escritora. Comenzó en El Diario de Caracas, “Pero no me veía como protagonista del hecho, sino como la periodista que lo cubre”. Paralelamente, seguía estudiando guión con David Suárez y Jean Claude Carrier. Sentía que aún no había llegado a lo suyo y que la cosa iba por ahí. Luego, entró a trabajar en comunicaciones en el Ateneo de Caracas. “Tomando unos tragos con Mimí (Lazo), mientras la entrevistaba, me contó que ella quería hacer un personaje que no fuera una bomba sexy, sino una mujer real, con nuestros problemas. Se lo había dicho a montones de escritores y nadie le hacía caso”.
Entonces Mónica arrancó a escribir la imbatible obra “El aplauso va por dentro”, aún vigente, tras más de una década de presentaciones. Pero no sería fácil. Cuatro directores la rechazaron. Aseguraban que era imposible de montar. Hasta que un día Gerardo Blanco, entonces director general del Ateneo, le comentó que quería dirigir un texto que hablara de lo femenino y le preguntó si sabría de alguno.“Del mío”, contestó la entonces incipiente escritora. Quedó en llevárselo al día siguiente. Pero faltaban anécdotas, acababa de cambiar de computadora y la obra había quedado en la anterior. Tuvo que reescribirla en una noche. “Eso fue buenísimo, pienso que mejoró mucho”.
Mónica entendió que quería hacer lo que hace ahora cuando vio a Mimí en el primer ensayo, interpretando lo que ella había escrito. “Ahí supe que eso era lo mío, para el resto de mi vida”.
Cumpleaños: 22 de noviembre…
Una frase: La inteligencia que no se usa para ser feliz se pierde…
Comida favorita: Los desayunos…
Tu mayor virtud: La desfachatez
Tu mayor defecto: Que fumo
Obra de teatro favorita: Sueño de una noche de verano de Shakespeare
Libro favorito: Un mundo para Julius de Alfredo Bryce Echenique
El personaje más difícil que has interpretado: La tía Holmes, porque no le gustan sus hijos y yo muero por los míos.
¿Qué haces los domingos?: Un gran desayuno con arepas y perico para disfrutar con mis hijos y luego, si no tengo trabajo, voy al cine o al teatro
Una canción: Cualquiera que se pueda bailar
Un olor: El del café recién colado
Un color: Todos, mientras más colores mejor
Un secreto: No te lo puedo decir jeje
Una película que has visto demasiadas veces: La amante del teniente francés
Un recuerdo de tu infancia: Mis hermanos imaginarios
Un lugar para viajar: El mundo
Tus Hobbies: Leer
Tu Twitter es: @monicamontanesc